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"Amor tiempo atrás" - Capítulo 3


Rosario
Estoy frente a la computadora mirando la pantalla de Inicio de Facebook. Veo que salta el nombre de Pablo en la barra de chat y me tienta hablarle, preguntarle si está seguro de recibirme en su casa ya que no me había respondido mucho las semanas anteriores sobre otras cosas.
Seguramente habrá estado ocupado haciendo su tesis de Maestría en Arqueología, yo también estaba ocupada con mi trabajo y mis propios estudios de posgrado, pero, aun así, quería hablar con él para saber más de cómo es diez años después.
Por nuestra charla, cuándo le hable la primera vez, seguía teniendo el mismo sentido de humor de siempre y me tenía presente o me recordaba. Me había dicho "vos no sos cualquier chica, por eso tenés privilegios" cuando quedamos en que iba a hospedarme en su casa.
Y no, no era cualquier chica y él no era cualquier chico. Capaz, esta vez, podía llegar a besarlo sin interrupción de nadie. Sonrío al recordar la única vez que nos íbamos a besar. Estábamos sentados en el piso del pasillo que daba al patio, teníamos nuestras espaldas apoyadas a la pared, el me abrazo con uno de sus brazos y comenzamos a acercarnos para que (por fin) de mi primer beso romántico de mi vida y nuestro primer beso. Apareció mi primita de seis años que estaba celosa porque deje de juntarme con ella por preferir hablar con Pablo, nos vio y se fue corriendo. Había arruinado el momento y nunca nos pudimos besar.
Si, soñaba con besarlo alguna vez, por lo menos sacarme las ganas y la incógnita de cómo seria. Uno no desea quedarse con la duda después de que una persona le genere tantas sensaciones desconocidas. Sensaciones que nunca las volví a sentir con nadie.
Basta Rosario, te prometiste ignorar - no pensar - en el tema "Pablo" hasta que llegue el momento. No hay nada peor que una ilusión se convierta en desilusión ¿Qué pasaría si no me sucedía nada? aunque una parte de mi (mi tonto, cursi y romántico corazón) sabía que iba a sentir mil cosas con solo verlo. El solo hecho de pensar en que faltaba menos para vernos hacía que mi corazón lata cada vez más rápido.
"Hola" escribí sin pensar, no sé en qué momento había abierto el chat de él.
Pablo
Él estaba escribiendo en la computadora el marco teórico de su tesis sobre arqueología musical en los pueblos originarios de Argentina.  Escucho el sonido de Facebook de que alguien le había mandado un mensaje. Era Rosario y un “Hola”. Se quedó quieto pensando en que responderle, aunque eso iba en contra de lo que había planeado.
“Hola” escribió sin pensarlo mientras sonreía.
“Acabo de enviar los avances de la reunión a la empresa y me dieron el okey. Así que voy a ir, pero quería preguntarte si estabas seguro de que querías hospedarme, no quiero molestar…”, respondió Rosario
“No es molestia, ya te dije que me pagas cocinando una pizza o algo rico en casa”, conteste, aunque me hubiera gustado agregar un “me encantaría verte”.
“Genial, voy a sacar los pasajes en los próximos días y te aviso cuándo llego”
Me imaginaba a ella sonriendo mientras escribía eso. En algún momento íbamos a tener que cambiar números telefónicos para comunicarnos por Whatsapp pero no quería que malinterprete o piense que era un atrevido. Capaz tenía novio, no habíamos hablado de eso y, posiblemente, me entere cuándo la vea.
“Perfecto”, respondí
Vi cómo el Facebook me avisaba que escribía algo, estuve mirando no se cuántos minutos ese aviso hasta que apareció el mensaje.
“¿Necesitas que lleve algo?”
“No, nada. Avísame cuándo sepas la fecha”, suspire
Ella estaba escribiendo algo pero, aparentemente, se había arrepentido y no me respondió más. Si, lo sabía. Me lo tenía merecido por responderle cortante, aunque en mi cabeza daban vuelta mil preguntas que quería hacerle cuándo nos veamos.


     

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